jueves, 12 de diciembre de 2013

  • Los cambios demográficos
Resulta una tarea harto dificultosa dar cifras exactas de la evolución sufrida por la población durante los tempranos años de la organización del Estado nacional argentino, por cuanto sólo se dispone de un censo nacional para el año 1869 y las investigaciones realizadas sobre información adicional no han logrado cubrir todo el período. Según estimaciones realizadas por Diego de la Fuente, director del censo de 1869, la población del país en 1850 llegaba a un monto de 935.000 habitantes, excluidas las actuales provincias de Chaco, Misiones, Río Negro, Chubut y Santa Cruz. A su vez, el censo de 1869 dio una población de 1.800.000 habitantes. Teniendo en cuenta factores tales como la disminución poblacional como consecuencia de la guerra del Paraguay, la epidemia de 1868 y la incidencia relativa de la inmigración hasta 1869, y aun aceptando que hubiese algún error en el cálculo inicial, el censo revelaba un fuerte crecimiento vegetativo. Desde 1857 hasta 1870 la inmigración se calculaba en una cifra de 205.842 personas (1).
    El censo de 1869 mostraba una distribución de la población con diferencias favorables a las áreas más dinámicas en el proceso de modernización económica -Buenos Aires y Litoral-. Los porcentajes arrojados por el censo son al respecto elocuentes (cuadro 10) (2):
CUADRO 10
DISTRIBUCION DEMOGRAFICA DE ACUERDO AL CENSO NACIONAL DE 1869
Zona este (Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes)48,79%
Zona centro (Córdoba, San Luis, Santiago del Estero)22,83%
Zona oeste (Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca)14,64%
Zona norte (Tucumán, Salta, Jujuy)13,74%
Fuente: Censo Nacional de 1869

Si bien no se puede comparar la situación total del país en 1869 con la de la década anterior por la carencia de fuentes completas, éstas sí existen para las provincias de Santa Fe y Buenos Aires. En el caso santafesino, si se comparan las cifras de 1869 con las otorgadas por un censo de 1858, se puede observar que en la última fecha la provincia contaba con 41.261 habitantes de los cuales el 89,6% de los mismos era nativo, mientras que el 10,4% de la población total era de origen extranjero. La población se hallaba casi en un 50% concentrada en los muy escasos centros urbanos. El tipo de actividad económica predominante durante la década de 1850, ganadera y extensiva, no generaba la creación de muchos centros urbanos ni favorecía el crecimiento de la población rural. Dentro de los inmigrantes, el grupo mayoritario estaba integrado por 1156 italianos, seguido por 716 suizos, 653 franceses, 623 españoles, 472 alemanes y 303 uruguayos. Estos montos revelaban una sensible participación de los extranjeros en el sector comercial y de transporte fluvial durante la década de 1850. En el último de estos rubros se destacaron los italianos y en particular los genoveses.
    Contrastando estas cifras de 1858 con las del censo de 1869, emergía en primer lugar una duplicación de la población total de la provincia: 89.117 habitantes. Pero dicha duplicación se debió poco al aporte externo. La comparación del número de extranjeros en los censos de 1858 y 1869 no revelaba un crecimiento del número de extranjeros aunque sí un leve aumento porcentual. Contra el 89,6% de población nativa del censo de 1858 el de 1869 arrojaba un porcentaje del 84,4%, proporción que revelaba una creciente migración interna, confirmada por los datos, ya que sobre un total de 75.178 nativos en Santa Fe, 11.100 eran cordobeses, 4691 santiagueños y 4253 de la provincia de Buenos Aires. El proceso colonizador era poco importante para 1869, pero hubo sin embargo un leve aumento de algunas colectividades, tal el caso de los suizos que llegaron a totalizar un 2,6% sobre el total de la población santafesina.
    Además de la duplicación de la población de Santa Fe, basada en el aporte de las migraciones internas y el crecimiento vegetativo, entre 1858 y 1859 se destacó un cambio en las proporciones entre población rural y urbana. La población concentrada en los centros urbanos descendió de un 46,6% a un 41,9 %. Si bien no resultaba un cambio considerable, implicaba una mayor población en la campaña. Los cambios más significativos en la economía santafesina se darán a partir de la década de 1870, como resultado de la entrada masiva de inmigrantes, la expansión cerealera y el avance del ferrocarril. Recién en esta etapa se observará el crecimiento de nuevos centros urbanos ligados a la campaña, la incidencia de la población extranjera y algunas consecuencias derivadas de la migración tales como una tasa elevada de masculinidad y altos porcentajes de población activa (3).
    En el caso de la ciudad de Buenos Aires, su población de acuerdo con el censo de 1854 era de 90.076 habitantes y según el de 1869 ascendía a 177.787 habitantes, de los cuales 89.661 eran nativos y 88.126 extranjeros, cifras que revelaban la importancia del aporte inmigratorio, a diferencia del caso de Santa Fe. Dentro del total de la población inmigrante, los italianos eran 41.957, los franceses 13.998 y los españoles 20.242. Respecto de las ocupaciones de los extranjeros también se registraron diferencias entre Buenos Aires y Santa Fe. En el primer caso, los inmigrantes se concentraron en los sectores bajos de la población -comportamiento característico de la inmigración en momentos de ingreso masivo-, mientras que en el caso santafesino ocuparon los sectores medios y aun altos o comenzaron a poblar la campaña. También la relación población rural-población urbana registraba diferencias en ambas provincias. Frente a la disminución porcentual en Santa Fe a favor de la campaña, se observaba en Buenos Aires un proceso inverso de concentración en los centros poblados ya que el 30% de población urbana de 1854 se transformó en un 56% en 1869 (4).
    Si se toma la distribución demográfica por ramas de actividad, en contraste con la situación del total del país en que un 40,6% de la población se hallaba ocupada en la rama primaria, un 31,2% en la secundaria y un 28,2% en la terciaria, la provincia de Buenos Aires y su ciudad capital -que por otra parte representaban más del 27% de la población activa total- registraban un importante porcentaje de población empleado no sólo en la rama primaria sino también en la terciaria -con una fuerte incidencia del servicio doméstico en este caso-. Los porcentajes eran: 40,3% para la rama primaria, 18,2% para la secundaria y 41,5% para la terciaria (5).
    En síntesis, el cuadro poblacional hacia 1869 demostraba un fuerte crecimiento con tendencia a concentrarse en los polos más dinámicos del proceso de expansión económica. Dicho crecimiento poblacional estaba más vinculado con el aumento vegetativo que con el aporte inmigratorio en el caso del conjunto del país, salvo Buenos Aires donde la tendencia fue un crecimiento demográfico íntimamente ligado al importante aporte externo. En el caso de las regiones de mayor actividad económica, otro factor que incidió en el crecimiento de la población fueron las migraciones internas.
    Con respecto al equilibrio rural-urbano, comenzaron en este período a dibujarse las tendencias que llevarían a una diversificación de centros vinculados con la campaña en la región cerealera ubicada en el polo dinámico de la región del Litoral, y a una desmedida concentración urbana en Buenos Aires. En este contexto, el Interior, más alejado de la economía mundial que las regiones en expansión se vio menos favorecido por la modernización económica. El paulatino afianzamiento de la centralización política -proceso iniciado con Mitre y más estabilizado con Sarmiento- vincularía entonces forzosamente a los elementos dominantes del Interior con las ventajas derivadas del crecimiento litoral, una vez coartada la opción del mercado chileno por los efectos combinados de la modernización económica y la centralización política que acompañaron el proceso de formación del Estado nacional argentino.

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