Avances del capitalismo
Justo en el momento en que en junio pasado las empresas con capital foráneo se aprestaban a solicitar autorización para remitir sus dividendos de mitad de año, las autoridades chinas anunciaron el recorte de las cargas impositivas a la remisión de capitales. Un año les dedicaron los oficiales responsables del área de planificación económica a estudiar, con los expertos en temas impositivos y las empresas interesadas, cuáles serían las medidas que mayor efecto tendrían en la estimulación de la inversión por parte de las firmas de ultramar.
Fue así como se armó el nuevo programa de estímulo que se dio a conocer hace pocas semanas. Los recortes en los impuestos sobre las utilidades que las empresas desean repatriar pueden llegar hasta 50% de las retenciones obligatorias.
Este es ya un paso determinante y un mensaje claro de parte de Beijing a los capitales ociosos y a los capitales de riesgo del mundo que andan en busca de un puerto seguro.
En 2009 ya se habían decretado algunas rebajas, pero los procesos para obtenerlas eran complejos y largos. Ahora se trata de una facilidad automática para cualquier compañía cuyo domicilio tenga un convenio de doble tributación con China. Ya no se trata de hacer declaraciones simbólicas sobre el interés en la captación de los capitales foráneos a través de la apertura de las cuentas de capital del país, que era lo que más se había avanzado en este campo. Ahora estamos frente a una actitud proactiva.
Otro importante movimiento en ese mismo sentido se ha instaurado cuando se triplicó el monto que los fondos y entes extranjeros pueden invertir en el mercado doméstico de capitales (de 30.000 millones de dólares a 80.000 millones) y las cantidades en renminbi que pueden hacerse financiar en Hong Kong para invertir en China Continental (de 20 millones de Rbm a 70 millones).
Otros mensajes hacen pensar que una mayor apertura va en serio.
Wen no bromeaba cuando aseguró que golpearía duramente a los monopolios de la banca estatal, acostumbrados a producir beneficios “demasiado fácil”.
Las más significativas reformas aperturistas, pues, están tomando lugar, sin necesidad de explicitar que se trata de un cambio sustantivo en el manejo de la inversión proveniente del exterior y hasta de la que se origine en los propios empresarios y capitalistas chinos.
Aún las autorizaciones para realizar operaciones en la bolsa son tratadas sobre una base de caso por caso donde se determina el monto de la cuota autorizada a cada ente solicitante, pero la decisión de fondo está tomada y su flexibilización se irá perfeccionando con el tiempo y bajo la presión de los interesados.
China desea incrementar la proporción de inversionistas en operaciones productivas directas y también de inversionistas a través del mercado de capitales donde los extranjeros apenas tienen una cuota del 1% del mercado flotante.
Hasta inicios de junio les fueron aprobadas a 170 instituciones, inversiones por un monto cercano a 26.000 millones de dólares. Las noticias son buenas y el espacio para crecer es realmente enorme.
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