Significado de los 3 monos sabios
Son bien conocidas las figuras que representan a tres monos: uno sordo, otro ciego y otro mudo… que, para realzar sus discapacidades, se simbolizan por tres monos que se tapan los oídos, los ojos y la boca, respectivamente.
Cuenta la leyenda que los tres monos fueron heraldos enviados por los dioses para delatar y castigar las malas acciones de los humanos. Como cada uno tenía un defecto y dos virtudes, se les representa en el siguiente orden:
Kikazaru, el mono sordo, era el encargado de utilizar el sentido de la vista para observar a quienes realizaban malas acciones y comunicárselo a Mizaru, mediante la voz.
Mizaru, era el mono ciego. No necesitaba su sentido de la vista, puesto que tan sólo se encargaba de transmitir al tercer mono, Iwazaru, los mensajes que le pasaba Kikazaru.
Iwazaru, el tercero de los tres monos, era el mono mudo. Iwazaru escuchaba los mensajes transmitidos por Mizaru para decidir la pena de los dioses que le caería al desafortunado humano que lo mereciese y observar que se cumpliese.
Mal organizados, mudos, sordos y ciegos representan la inoperancia cooperativa.
Analicemos la disposición con la que nos invita al voto la campaña institucional Elecciones UCO’10, en la que los monos están colocados jerárquicamente: mudo, sordo y ciego. Reflexionando sobre esta forma de colocar los monos llegaremos a la conclusión de que la comunicación es imposible. El mono mudo ve, pero es incapaz de informar al siguiente mono acerca de lo que ve. Y aunque pudiera, de nada serviría, puesto que el segundo mono es sordo. Obviamente el segundo mono interrumpe la comunicación ya que cualquier cosa que transmita al tercero sería pura fantasía. El tercer mono permanecerá en el limbo de los monos, incapaz de hacer su trabajo, la misión encomendada por los dioses, porque no sabe que es lo que tiene que hacer y, además, como es ciego, no podría observar y velar por el cumplimiento de una misión fantasiosa. Así pues, en el orden en el que encontramos a los monos existen barreras, a modo de cortafuegos, que impiden la comunicación y conducen a la inoperancia cooperativa.
En nuestra sociedad, la situación se deteriora cuando arriba se sitúan los mudos, que ven pero que callan y aprovechan su posición para silenciar todo aquello que no les interesa que se sepa. Cuando los ciegos ocupan el lugar encumbrado que no les corresponde, escasos o carentes de visión, tan solo nos pueden conducir a sus tinieblas. Y que decir si en medio, entre los unos y los otros, se sitúan los sordos; incapaces de escuchar mensaje alguno, tan sólo podrán trasmitir a los ciegos y a los mudos sus propias alucinaciones y fantasías.
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